jueves, mayo 24, 2007

ENTRE PARÉNTESIS

(Este escrito, (entre paréntesis), está dedicado a Mónica –amiga y cliente- que se la ha jugado por una idea). ------------------------------------------------------------------------------------------------ Se puede decir con certeza –con la certeza con que mi auto se dirige por Eliodoro Yánez-Los Leones – que los viernes son un (paréntesis). Un breve, agradable, amistoso y durante varios años, confidente (paréntesis). Dan las 23 campanadas llegando a Chile-España 201, ÑUÑOA, cual Cenicienta adelantada. Fuerzas centrípetas, desconocidas me condujeron hacia allá. Las fuerzas del movimiento, del encuentro tranquilo, seguro, aunque con visos de clandestino.
Del baile inocente y algunas veces furtivo, de la conversación amena y a veces conspirativa. Del disfrute. De la simple risa espontánea con múltiples amigos y amigas. Llevo años yendo siempre estoy llegando y siempre llegando al mismo lugar receptivo e inclusivo. Y así me descubro en la pista por horas con esa música atractiva, las sonrisas abiertas, los movimientos insinuantes, las melancolías subyacentes, los desconocimientos que quieren ser conocidos. Me arrastran a la pista los pasos de una compañera inexistente que esa noche –todas esas noches- está esperando por mi y el baile.
En ese ambiente cálido, distendido, propicio para lo que tú buenamente te propongas, algún día, algunos se han conocido, se han insinuado, se han anhelado, se han ilusionado, se han seducido, se han emparejado. Nos hemos emparejados. Hago un brindis por todos esos “ellos” y todos esos "nosotros". Quiere decir que la idea de juntarse rindió frutos. Que la idea de hacerle un guiño, (un paréntesis) a los encuentros entre humanos maduros sin compromiso, dió resultado. Porque - excepto el humo- casi todo en el ambiente te invita a confraternizar, a amistar, a compartir, a conocer, a pasarlo bien, a cobijar. Cobijar tanto solitario, tanto desilusionado, tanto desalentado, tanto apenado, tanto desarraigado, tanto exiliado en la propia ciudad. A pasarlo bien, al final de la semana donde no siempre lo hemos pasado bien. No conozco otro lugar en Santiago de estas características, para nosotros los adultos solos. Ésos son entonces los principales méritos (entre Paréntesis). Ser nuestro lugar, nuestro sitio, nuestro cobijo, nuestro salón, nuestra morada, nuestro encuentro, nuestro patrimonio, nuestro hito, nuestro patio, nuestra caverna, nuestro depósito de malas vibraciones. Todo ello invita cada vez, a que nos veamos este viernes…todos los viernes.
(Por cierto y entre paréntesis, PARÉNTESIS se llama el lugar).