Dos blogs y dos corazones: uno limpio y uno cochino, en ambos casos.
jueves, mayo 24, 2007
lunes, enero 29, 2007
LA CIUDAD EGOÍSTA
Armado de una bebida desechable, mucha paciencia, una camarita y una hija fiel al lado, salí a su encuentro el sábado en el Bellas Artes. La pillé durmiendo siesta a la muy flojita. Con su cabecita al costado, con su bello vestido de niña, con su negro cabello azabache. Los grillos la acompañaban.Después de esperar hora y media, hora y media de conversas, mientras admiro el afán empresarial del chileno en estos acontecimientos callejeros masivos: chapitas de la Pequeña, cintillos de la Pequeña, bellas fotos de la Pequeña a mil.
De pronto al final de la espera, en plena esquina de J. M. De la Barra con Monjitas, apreciamos a la distancia la potente música, la gente que se abalanza y los gritos de todo el mundo –incluyendo los míos. Es que ella que despierta...se pone de pie.
A duras penas mantenemos nuestro puesto en la esquina. Es interesante la enorme cantidad de niños presentes, de gente joven y de gente modesta.
Ella se aproxima: hay algo en sus gestos que la hacen arrogantemente simpática, aparte de bella. Irradia seguridad en lo que emprende, gira su cabecita a diestra y siniestra y cierra y abre sus maravillosos ojitos. Sonríe sólo abriendo su boquita. Pareciera mandarnos mensajes a quienes la admiramos de que sí las muñecas gigantes existen, viven y cumplen sus descabelladas misiones en las ciudades.
Que hay que apoyarlas, entenderlas y protegerlas cada día.Qué nos pasó con esta marioneta que se tomó la ciudad el fin de semana?
Mis teorías o especulaciones respecto a tanta efervescencia y admiración a su paso, son las siguientes:
1.- Las ciudades necesitan eventos artísticos que las remezan;
2.- Los ciudadanos merecemos estos eventos artísticos gratis cada cierto tiempo;
3.- Hace bien para los niños creer que esas criaturas existen;
4.- Nos hace bien a los adultos, recordar que hasta hace poco también creíamos en esos sueños;
5.- Es maravilloso ver tal cantidad de poleas, engranajes, dispositivos, maquinarias, hombres, al servicio de una ilusión, sólo una ilusión;
6.- Es tan dulce sentirse seducido por una muñeca de madera y metal, casi tanto como sentirse seducido por una de carne y hueso;7.- Hacen falta eventos urbanos como estos que reúnan a los ciudadanos en cuanto familia, en cuanto a vecinos.
8.- Conviene para las ciudades, que estas situaciones la descoloquen. Que interrumpan el tránsito, que varíen los trayectos, que se atrasen las citas y los compromisos, que se encuentren en las calles los ciudadanos y los amigos que hace tiempo no se veían. Le conviene a las ciudades.
9.- Le hace bien a las urbes que la cultura salga destempladamente a las calles. Que bramen las muñecas y los rinocerontes, que aquí aún hay gente que piensa, que imagina, que desafía, que hace pensar, que se atreve.
10.- Que existimos miles que queremos ser sorprendidos, desafiados, conmovidos, ilusionados.
11.- Porque con actos como los de ella, se rompe el mito egoísta de la ciudad, que arremete, que agrede, que no gratifica.
12.- La ciudad es egoísta porque vela sólo por su frío funcionamiento, por sus estructuras. Es egoísta porque vela por "sí misma" y no por nosotros que somos ese "sí misma". No le importan nuestras emociones. No vela por nuestras emociones. Y los ciudadanos queremos emociones colectivas gratuitas.
Estas especulaciones me emocionan mirando a la Pequeña. También porque me recuerda a mi hija pequeña cuando usaba esos mismos vestidos y esos mismos zapatos y caminaba segura de mi mano chupando un helado por estas mismas calles camino al Forestal.
PORQUE SE REPITAN MOMENTOS DE MAGIA COLECTIVOS GRATUITOS COMO ESTOS, GRACIAS ROYAL DE LUXE POR PERMITIRNOS VOLVER A JUGAR CON LAS MUÑECAS.
viernes, noviembre 24, 2006
CUMPLEAÑOS
Para este cumpleaños Tan sólo pido. Una mujer: Que me enseñe a respirar debajo del agua. A mirar más allá De donde acostumbro a mirar. Que me recuerde continuamente Que un par de moscas Son tres. Que haga de la rutina Un placer Del infinito Una cercanía De esa cercanía Otro placer. Que me cuente cuentos cuando el conteo de ovejitas sea estéril cada noche Que detenga El proceso degenerativo De mis articulaciones. Que cure la dislexia De mi corazón. Que ame lo que aborrezco. Pero que odie Como odian las mujeres Lo que odio. Que odie lo que amo. Pero que ame Como aman las mujeres Lo que yo amo. Para mi cumpleaños. Que es en el mismo mes del Viejito Pascuero Tan sólo – tan solo – Eso le pido.domingo, octubre 29, 2006
DEDALES DE ORO
De un tiempo a esta parte me han remecido las entrañas esas maravillosas, luminosas y frágiles flores silvestres llamadas “dedales de oro”. ( Eschscholzia californica, o Amapola californiana).
Flores que en su ambiente original tienen variados colores: amarillo, naranja, blanco, rojo, salmón, rosado, pero que en Chile, por lo menos lo que yo doy fe, sólo son amarillas, naranjas y blancas. Estas últimas, mucho más escasas. Estas maravillas sutiles han revolucionado el ambiente que me rodea: calles aledañas, sitios baldíos, roqueríos, bermas estrechas, riscos hirsutos. Se trata de una revolución absolutamente silenciosa, totalitaria, demoledora e intrigante. Cada año más superficies secas del sector se convierten al naranja-amarillo-blanca. Cada año más momentos del año son testigos de esta explosión, "temiendo" de mi parte que en el corto plazo, toda la superficie pública sea, todo el año, amarillo-naranja-blanca. Así no más son las Golden Poppy... Especie foránea proveniente de California, avecindada en Chile y ojalá nunca erradicada. No existe claridad respecto a su arribo ni a su difusión. Se habla de que las semillas llegaron de polizontes dentro de los durmientes californianos de roble que se usaron para la construcción de nuestros primeros ferrocarriles a mediados del siglo XIX. O sea el pobre, duro y solitario roble californiano cobijó por un tiempo y a través de los océanos, en sus entrañas, el color, la gracilidad, la vida de esta doncella difícil y prolífica.
La anécdota cuenta por otra parte, que su difusión se debió a las enas del amor, teoría recurrente para desencantar los encantos como éste. Un ingeniero inglés de ferrocarriles, desilusionado de amor, engañado por una bella chilena, palió sus penas desde el pescante del último vagón entre Valparaíso y Santiago, lanzando al aire millones de diminutas semillas de la planta, regadas con sus propias lágrimas británicas. Eso dice la bella leyenda y así lo creían mis hijas. Yo también la creí, porque penas de amor he tenido aunque nunca se me ocurrió transformarlas en vida, que debiera ser la forma optimista de mirar las penas de amor y los fracasos.
Ha pasado mucho tiempo desde entonces, porque estas semillas diminutas, livianas, casi negras, son difíciles de propagar artificialmente ni a nadie en el país se le ha ocurrido comercializarlas. No aceptan de hecho, trasplantes. Se inmolan tras unos días breves fuera del terruño. Pareciera que su única manera de proliferar es a través de los vientos y las penas de amor.Yo por mi parte, aunque sin penas de amor, me propuse este año cultivarlas. Recogí muchas semillas en la época precisa. Las sequé convenientemente, las cuidé preciosamente, para luego, al voleo, semejando a Céfiro, esparcirlas por la parcela, a ver si pasaba algo. Creo habrá “un antes y un después”, cuando logre mis objetivos de procrearlos artificialmente. Será el inicio de una maravillosa revolución amarillo-naranja- blanca en mi vida.
Pues bien, ayer ese acontecimiento sucedió. Buscaba y buscaba por aquellos lugares donde mi mano inquieta pero serena, volteaba una a una las semillas meses atrás y oh, tremenda sorpresa, encontré unas diez núbiles plantitas creciendo desembozadas como en su casa, que es el campo, que es la calle, que es el ferrocarril. Es el comienzo del después! Otros meses más me dirán de qué colores se vestirá nuestro alrededor gracias a mi paciencia, tesón, amor y a la maravillosa Madre Naturaleza. Y -obviamente por sobre todas las cosas- a la Eschscholzia californica.